«Se trata de una poesía madura, tierna, potente, honesta y sin pretensiones. Es un poemario que no pierde el filo: acaricia y corta por igual. Además, presenta imágenes hermosas y una prosa poética sostenida a través de la fuerza de la voz de su autora».

David Barzallo Guaraca, Franklin Ordóñez Luna y Alexandra Kennedy Troya

Jurado de la Convocatoria Abierta para Publicaciones 2024 de la Casa de la Cultura Ecuatoriana «Benjamín Carrión» Núcleo del Azuay

Advierto: soy una señora muy conservadora que cree que la poesía más bella se escribe con un corazón volcado a la izquierda. Conozco a la Gaby hace más de una década; junto a otros amigos creamos una editorial cartonera, porque creímos que la poesía era la única cosa que podía salvarnos o hundirnos en esos años radiantes, cuando quisimos comernos el mundo de un solo bocado. Hoy tengo la suerte de editar su libro y de que ella, con el cariño de esta amistad, me pidiera escribir un texto de contratapa para sus lectores.

                Este poemario es político, por supuesto, y claramente se apodera del dolor y el amor para hacerlos suyos y hervirlos en una lengua que conoce, por igual, lo dulce y amargo de los días. Hay aquí una poesía que es fuego, que se pide en la radio y se dedica con la urgencia que solo el amar concede, que se graba, que se saborea, se huele, se toca a manos llenas y que se rebobina, porque los dolores del corazón o la mente suelen volver para hacer huequitos, así, tiernos y poderosos, como los diminutivos con los que la poeta contamina el lenguaje.

                Instantáneas tiene la capacidad de poeticar, un verbo inventado que me suena a aplastar páginas con las uñas, para que de ellas se derrame toda la poesía escrita durante los años en los que la luciérnaga, bautizada como Gabriela, escribió, a las orillas de un río, sobre lo hermoso y lo punzante que es —que será— el amor —sobre todo— volcado y militante.

Issa Aguilar Jara

Gabriela Espinoza Salamea

(1982)

Nació un 13 de septiembre en su propia casa, sin paciencia para llegar al hospital. En la adolescencia descubrió el socialismo y fundó el periódico El Juglar en el colegio La Asunción. Se afilió a la Juventud Comunista del Ecuador, donde fue secretaria de Prensa y Propaganda, y canalizó su incipiente e intrínseca rabia, a través de la agitación y de su banda punk Resistencia 89. Más tarde creó, con un quinteto de discípulos de Roy Sigüenza, Ninacuro Editorial Cartonera, publicaron cinco poemarios. Ha escrito para varias revistas alternativas de Quito, Guayaquil y la Amazonía, así como para revistas digitales. Participó en muchos recitales donde siempre le temblaba la voz, razón por la que se alejó de todo y decidió juntar sus textos y armar esta especie de fogata antológica. Tras décadas de terapia y chicha, la fluoxetina y el amor la tienen relativamente tranquila, dando clases de Lengua y Literatura en una pequeña escuela.

Disponible para consulta en la Biblioteca Manuel Muñoz Cueva. (Luis Cordero y Presidente Córdova, tercer piso)

Disponible para la venta en Palier Café – Libro. (Luis Cordero y Presidente Córdova, planta baja)