Los recicladores

«Excelente obra narrativa, interesante, atractiva y con una visión universal que demuestra madurez en su trabajo. La cotidianidad de los relatos no escapa del factor sorpresa. Son textos frescos, inteligentes y conmovedores».

Natalia García Freire, Oswaldo Encalada Vásquez y Ángeles Martínez Donoso.

Jurado de la Convocatoria Abierta para Publicaciones 2023 de la Casa de la Cultura Ecuatoriana «Benjamín Carrión» Núcleo del Azuay.

Una tarde, en el cuarto donde tendía su maíz, el abuelo me invitó a sentir el silencio, me pidió que observe los hoyuelos que los gorgojos habían dejado en los granos y la hoz que, en una esquina, reposaba cubierta de gamuza verde e insectos degollados. También me pidió que oliera las piedritas de adobe que se sostenían de un fino hilo de caña desprendido desde las paredes y que escuchara atentamente a los ratoncitos que chillaban debajo del rancio entablado. El abuelo me dijo que para el común de los mortales todo eso no servía, que era basura: «¡Ay!, si no fuera por nuestra obsesión remota por la alquimia, lo bello no existiría. Del peligroso mercurio puedes obtener el blando oro y por eso debes ser paciente, retornar y transformar, pues ahí está el principio de lo vital». Algo así sucede con el trabajo del escritor, está hecho para transmutar la materia y brindarnos lo indispensable para soportar la hostilidad de la existencia. José Luis Crespo logra crear nobles porciones narrativas que nos muestran el silencioso quehacer del escritor que se forma en el deshacer y el rehusar, incluso en el morir para continuar. Los recicladores podría merecerse algo diferente a estas palabras, pero solo los que entendemos a los que hacen magia con lo aparentemente inservible sabemos cuán importante es la destrucción para lo perenne.

Erika Torres

José Luis Crespo Fajardo (1978)

Es una persona de voz triste, nariz sonrosada y pensamientos incongruentes. Algunos le llaman Grumensil, otros le conocen como Guillaumin. Intentó tres viajes truncados a la Luna. Una vez robó setenta mil francos al rey de Francia. En sus ratos de ocio ordena bibliotecas hasta dejar los libros definitivamente derechos. Le gusta dormirse en misa y exclamar palabras soeces contra el horizonte amarillento. Cada ocho días se afila las uñas con una piedra de amolar y araña los postigos de las casas del vecindario. Ha llevado una vida nefanda en grado superlativo. Es también doctor en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla. En la actualidad ejerce como profesor de dibujo en la Facultad de Artes de la Universidad de Cuenca.

Disponible para consulta en la Biblioteca Manuel Muñoz Cueva. (Luis Cordero y Presidente Córdova, tercer piso)

Disponible para la venta en Palier Café – Libro. (Luis Cordero y Presidente Córdova, planta baja)